SHI YANG MING (II)
Por José Luis Hernández Jiménez

Tomado del blog personal de Jose luis Hernandez:

¡Suenen fanfarrias, estimados lectores (as). Primero, porque, les aviso, volví a sobrevivir a esa especie de tormento chino a que me someto cada año (Retiro Shaolín, el 4º., del 22 al 25 de julio del 2010). Y, segundo, porque en esta ocasión les voy a compartir algo de esta singular experiencia nomás para que les de envidia, o sea, hoy no les voy a comentar alguno de esos temas que solo nos traen dolor de cabeza, los relacionados con la Resulta que a mediados del 2006, llamó mi atención un cartel propagandístico anunciando la presencia en México del Si Fu (gran Maestro) Shi Yang Ming, “un verdadero monje Shaolín”, quien iba a impartir un seminario sobre artes marciales chinas.

En ese momento mi memoria me remitió a mi niñez, cuando en la tele proyectaban una serie denominada “Kung Fu”, cuyo protagonista principal, David Carradine, ya es difunto. Serie popularizada aún mas, por los comediantes Los Polivoces: “dime mi pequeño saltamontes”, decía el maestro a su discípulo. Sin pensarlo me inscribí al curso intensivo de esa milenaria disciplina. Al cabo, me dije, solo eran nueve horas en tres días. Lo que me dio valor, valor mexicano, es que yo estaba entrenado para participar en el Maratón Internacional de la Ciudad de México.

Pero resultó que este entrenamiento era totalmente insuficiente. De poco me sirvió que desde dos años antes, con el apoyo del profesor Ricardo Sánchez, quien luego de 20 años, sigue entrenando a jóvenes en el Bosque de Tlalpan, me había convertido en practicante de Tai Chi Chuan, otra disciplina, prima del Al terminar las primeras tres horas del curso intensivo, el anciano decrépito de la cuarta edad que soy, deseaba fervientemente que en una camilla me trasladaran de urgencia a la Cruz Roja. Me dolían hasta las orejas. No podía ni hablar, menos bajar los aterciapelados escalones del Gran Hotel de la Ciudad de México, que fue el sitio de la tortura, perdón, del curso.

Al caminar arrastraba mis adoloridas patitas y parecía que no avanzaba. Como pude y sobando todo mi hermoso cuerpo, llegué a casa jurándome a mi mismo, no volver a dicha Pero, finalmente, volví y terminé las tres partes del seminario. Luego de esa ocasión, los discípulos mexicanos del monje, encabezados por el joven Daniel Corona, flamante Director del Templo Shaolín México AC, han organizado entre otras actividades para fomentar las artes marciales chinas originales, cuatro Retiros, de mas de tres días de duración cada uno, en las instalaciones de un convento Benedictino, por el rumbo de Cuernavaca, desde antes de que amanezca hasta que anochece, de artes marciales chinas, es decir, de Kung, Fu, Tai Chi Chuan y Chi Kung y además de filosofía budista, con el mismo gran maestro. Y a los cuatro eventos he acudido, cierto, haciendo una pequeña “trampa” je je je, para no sufrir tanto, ¿cuál?, pues desde entonces entreno diario, asesorándome de Roberto y Alejandro Bravo, – jóvenes carnales e instructores de esas disciplinas por el rumbo de Pantitlàn – , de la maestra Chuy, del maestro Ricardo, y del maestro Rodrigo Sheng – discípulo directo del Si Fu, quien con sus “niños ligas” (por la elasticidad y fortaleza que demuestran) dirige su entrenamiento en los Viveros de Coyoacán, los domingos, y en su escuela por el sur de Iztapalapa – y cuando llega el evento Y es que eso recomienda el Si Fu, “entrenen diario, ejercítense, el cuerpo humano está hecho para el movimiento, no lo abandonen, quiéranse, ¿hay dolor?, disfrútenlo, másquenlo. El dolor es parte de la vida, no lo olviden”. Mientras realizamos los bruscos movimientos (formas), – en esta ocasión nos enseño con vara shaolín la forma “puño del demonio loco” (o algo así) – Shi Yang Ming, muy atento, didáctico, nos corrige, nos hace observaciones para no lastimarnos, “para estirar nuestro cuerpo, ya que así estiramos nuestras mentes y de esa manera estiramos nuestras vidas”. “¡Miren de frente, siempre hacia adelante, como en sus vidas. No se doblen. No se encorven. Concéntrense en lo que hacen, una sola cosa a la vez, así se aprende mejor. Mejoren diario todo lo que hacen. Masterízense!” (haganse maestros).

El Si Fu es un ser extraordinario. Creció, desde los cuatro años, en el mero Templo Shaolin. Llegó a ser jefe de entrenadores de los monjes. En China, el gobierno lo declaró “Joya Nacional” por su destreza en esas artes marciales. Para los que algo saben de ese ambiente, (y si nada saben, pueden ver la nueva película “Karate Kid”) he de decirles que Shi Yang Mng es una mezcal del personaje de David Carradine, el de la serie televisiva Kung Fu, con Bruce Lee, con Jet Le y con Jackie Chan. Desde 1994 ha aparecido en reportajes especiales en People and Art en donde lo clasifican como el mejor artemarcialisa del mundo, National Geografic y Discovery, en donde aparece sometiéndose a estudios de diversos científicos que no se explican de dónde saca tanta fuerza, agilidad y resistencia. El Si Fu dice que cualquier persona puede lograrlo, solo hay que aplicar disciplina, tesón y visión. ¡Qué fácil! Pero realmente, creo, pocos pueden lograrlo. Actualmente Si Fu es instructor y guía de un montón de gente famosa en el mundo y de varios ámbitos. Grupos de Hip Hop muy conocidos en EU y en la UE, le han compuesto rolas (¿así se dice?) que circulan entre millones de jóvenes. Es como su patriarca. Y cada año viene a México. Comparte sus conocimientos con quien se anima a participar en sus Retiros y Seminarios. Dice que aspira a fundar un Templo Shaolin en cada país del mundo. Lleva como diez. Anuncia que va a construir templos originales, como el de China, en Nueva York, EU y en México.

Conociendo ahora la integralidad de esas disciplinas, que también fomentan el comportamiento ético y otros valores, en las cuales el meollo del asunto es ser cada vez mejor y en todos sentidos, se me ocurre que en todas las escuelas del país, empezando por las primarias, debiera existir su práctica cotidiana. México tendría asegurado su futuro, pues los niños, adolescentes y jóvenes de hoy, se convertiría en el futuro, en mucho mejores ciudadanos de lo que somos los adultos hoy. “¡Merry Critsmas!” (feliz navidad) , saluda, gritando, Si Fu, y todos debemos responder “¡Happy new year!” (feliz año nuevo). Él se pregunta – y nos pregunta – por qué en occidente solo dos días al año la gente se desea lo mejor, “si todos los días del año son bellos”. Cuando se da cuenta que el cansancio casi nos vence, grita “¡more chi!” (algo así como “más energía vital”) y debemos gritar en respuesta “¡train harder!” (entrena duro). Cuando, por fin, algo nos sale bien, él exclama: “¡fantastic!”.

Si Fu Shi Yang Ming se despide de sus 150 participantes – de varias entidades federativas e incluso de varias nacionalidades – en este último evento (gran parte de ellos Instructores de artes marciales de todo tipo y uno que otro metiche, como su servidor) “¡No lo olviden. La vida es hermosa. Hay que vivirla plenamente. Entrenen diario. La vida es movimiento. Los problemas son retos a vencer. Miren de frente, a los lejos, al futuro, guiando sus hermosas vidas. Háganse responsables de sus actos. Ayuden y respeten a los demás. Abran sus mentes. Respeten a la naturaleza. Venzan a ustedes mismos. Kung Fu es ser cada vez mejor. Masterízense y…!” ya no les cuento. Mejor anímense mis estimados, a tirar la polilla, incluida la mental y tratemos de ser mejores cada día. Un día de estos, hasta mejoramos el país, ¿no creen mis estimados cuatro o cinco lectores y lectoras? Y para que vean, para eso de tirar la polilla, tienen otra oportunidad. ¿Qué les parece si nos apuntamos para participar en el ya próximo Maratón Internacional de la Ciudad de México, México D.F. a 28 de julio del 2010.

Por José Luis Hernández Jiménez