El pasado Octubre concluyó el Retiro Anual Shaolin con SiFu Shi Yan Ming en México. Con una participación de más de 160 personas, «El Monje Shaolin que ha dejado a todos los demás atrás» – History Channel, impartió 3 días de entrenamiento al estilo antiguo. Con mucho gusto les dejamos aquí un testimonio de uno de los asistentes:
Muchas personas creen en el destino y estas mismas creen que dicho destino las llevará a lugares y situaciones que, eventualmente, tendrán que enfrentar. Pues se cree que el curso natural de la vida es como un riachuelo, al que si le hechas una piedra éste alterará su curso por unos instantes pero al final retomará el camino que llevaba, ya que a pesar de los obstáculos la vida fluye.
El día 20 de octubre llegábamos a registrarnos, muchos ansiosos y nerviosos pues jamás habían asistido a un retiro de este estilo. Poco a poco el Monasterio Benedictino de Cuernavaca se iba llenando de gente; niños, adultos, gente de la tercera edad, mexicanos y extranjeros.
Entre más gente llegaba, la emoción incrementaba. Pero ¿qué tienen en común un ingeniero, un antropólogo, un diseñador, un psicólogo, etc.?
He aquí la respuesta: La belleza del Retiro Shaolin, y en general del KungFu Shaolin, radica en que está hecho para gente que no tiene nada en común y a pesar de ello nos une una cosa; este día era la llegada de Shi Yan Ming ¡El monje Shaolin que dejó a todos atrás! ¡Un súperhumano de Stan Lee! Con esta intriga y emoción lo esperamos. Con un anuncio, todos nos juntamos en el comedor del monasterio mientras los estudiantes del Templo Shaolin de México y sus filiales abrían espacio para lo que sería una exhibición llena de energía y mucho Chi.
Finalmente, Shi Yan Ming apareció por la puerta y un silencio total se hizo presente. Este no duró mucho pues se rompió con tres Amitabha! Y un More Chi! Train Harder! Merry Christmas! Happy New Year! Por parte del SiFu, al que todos respondieron con entusiasmo, los estudiantes, con una reverencia, mostraron su respeto de una manera realmente conmovedora. Inmediatamente comenzó la exhibición que sirvió como el gatillo que dio inicio a un fin de semana lleno de dolores de piernas, nuevos aprendizajes y buenas experiencias.
Al día siguiente sonó el gong ¡¿a las 6:00 a.m.?! Sí, así se empieza el día con el primer entrenamiento del retiro, con el frío de la mañana pero no nos importa pues para eso estamos aquí. Acabando desayunamos solamente para recuperar energía para los siguientes entrenamientos con SiFu; TaiChi, QiGong, KungFu, cada sesión es única, siempre con entusiasmo tanto por parte de los asistentes como de SiFu, todo el tiempo con gritos de aliento More Chi! Train Harder! y continuamente aprendiendo algo nuevo.
Lo bonito de estar practicando KungFu junto con todos aquellos que también se apasionan por la misma cosa es que el Chi nunca falta. Este año tocaron formas de TaiChi de Shaolin, Qi Gong de animales y el dragón de la forma de Wu Xing Quan, formas milenarias que tienen mucho valor intrínseco que podemos aprender directamente de un verdadero monje de Shaolin.
Al finalizar el retiro sientes dos cosas: uno es el dolor de piernas que te durará toda la semana y la otra es la satisfacción que tienes contigo mismo, pues has hecho algo diferente y, al menos, por un instante de tu vida lograste escapar de las preocupaciones diarias para poder finalmente ver el mundo desde otro punto de vista.
¿Fue el destino?
En el Retiro Shaolin se aprende que el destino no existe, pues todos somos capaces de cambiar y ser diferentes, ser mejores en cualquiera de los aspectos de la vida día con día, si es que uno se lo propone. Pues, como dice SiFu “La vida es bella, pasa volando y hay que disfrutarla, en la vida hay dolor pero tenemos que aceptarlo. Si tu vida no va bien, cambia tu vida. Ayúdate a ti mismo, ayuda a los demás y ayuda el mundo”. Efectivamente, no estamos destinados a nada ¿quién sabe con certeza lo que sucederá mañana? La vida se tiene que gozar y disfrutar de todos sus sabores.
Definitivamente el Retiro Shaolin es un momento de nuestra vida que se disfruta cada instante.
Amitabha!